Ana Hurtado - Original en Cubadebate y Cuba en Resumen / Resumen Latinoamericano / Cubainformación


Abril para el pueblo cubano es un mes de victorias. Sentí una gran emoción escribiendo sobre la victoria cubana en Girón en mi último artículo. Una victoria que no solo supuso la primera gran derrota del imperialismo norteamericano en Latinoamérica, sino la salvación de miles de vidas de cubanos/as que habrían salido ya al combate en esos primeros años a defender la Revolución.

Sin embargo, Abril, en otras latitudes, está manchado de sangre. Lo recordaba el pasado 26 de este mismo mes, cuando en 1937 la Legión Cóndor y su Luftwaffe alemana bombardeaban la ciudad vasca de Guernica y realizaban un ataque aéreo en el cuál dejaron más de un kilómetro cuadrado completamente arrasado con más del 85% de los edificios de la ciudad destruidos y el resto de construcciones completamente afectadas.

Esta Legión Cóndor que el III Reich Alemán usó para ayudar a Franco bombardeando al pueblo español, lanzó sobre Guernica un mínimo de 31 toneladas de bombas (se puede consultar históricamente el dato). Parece una exageración, pero lo que el fascismo y el franquismo hicieron con la tierra mía, no lo fue. Fue más bien una realidad atroz que no estamos dispuestos a olvidar, que no han reparado, y una herida que sigue abierta en el corazón de muchas familias. Del pueblo.

¿Cómo en este caso, se le va a pedir olvido a la gente de Guernica, que estuvo en llamas varios días? Aún ni se puede saber a ciencia cierta el número total de víctimas, ya que Franco y sus secuaces no retiraron los escombros de la ciudad hasta dos años acabada la guerra; en 1941.

Yo hablaba también del concepto del “diablo” en un artículo periodístico unos meses atrás. Me refería al pasaje literario de cuando Fausto le vendió su alma. A cómo a lo largo de la historia la institución eclesiástica se ha dedicado a satanizar en nombre de Dios. A cómo actualmente a muchos nos satanizan por defender lo hegemónicamente establecido por el imperio e incitar a la gente a pensar.

Pero yo me planteo algo:

A lo que muchas veces han llamado diablo o herejía en nombre de los valores religiosos, a lo que se ha denominado como diablo en muchas ocasiones, no ha sido más que a la rebeldía frente al poder establecido.

Pero el mal, existe. Vaya que si existe. Y se encarna en personas. No a modo posesión demoniaca, no como una ficción. El mal tiene y ha tenido su representación a lo largo de la historia mediante actos  que han hecho daño y han destruido a la tierra y a su gente.

Por lo tanto, debemos diferenciar el “mal per se” de la demonización y satanización de actores y personajes que no convienen a las fuerzas que trabajan a favor del mal, para confundir.

Vamos a tocar el mal con las manos a través de la historia.

28, también de abril. Año 1945. Se hace justicia con una de las encarnaciones del mal en la tierra. Sus seguidores lo conocían como “Il Duce”, pero se llamaba Benito Mussolini.  Y era el mal. Ese diablo encarnado en el hombre que hizo que Italia descendiera al infierno. Un payaso obsesionado con el espectáculo cuyo show le costó caro a los italianos.

Con él surgió el fascismo, uno de los males que golpearon y que con distintos disfraces y a través del tiempo, golpean a la humanidad. El fascismo al que también podemos llamar “el ángel de la muerte”, porque eso es lo que encarna. Cuando no es la muerte física, es la moral y la espiritual. Porque se encarga de despojar al individuo de todo sentido ético, de todo sentido trascendental y humano.

Empezó incursionando en el periodismo y en nombre del socialismo. Pero al igual que Satanás, dejó de amar a Dios, a las causas justas, para empezar a amarse solo a sí mismo y a los privilegios para los elegidos que él consideraba y elegía. Una vez que alguien deja de amar el bien colectivo, el socialismo, a la Revolución, para fijarse en intereses espurios, personales y contrarios al pueblo, empieza a cooperar para el mal.

- ¿Cuál es tu nombre? – le preguntaron al diablo.

- Mi nombre es legión, porque somos muchos - Contestó.

Y eso mismo hizo Mussolini. Creó las Camisas Negras. El instrumento de terror fascista que posteriormente la Alemania Nazi imitaría con sus famosas “SS”.  Y destruyeron vidas, pueblos, ciudades, países, naciones.

Y así mismo se ha reproducido el mal desde el inicio de la humanidad.

Ha aparecido desde los primeros tiempos con varios nombres y representado de varias formas, como la serpiente.

El mal aparece desde los primeros textos bíblicos. La misma historia de Caín y Abel demuestra cómo la violencia anida entre los seres humanos desde hace miles de años. Cómo las personas, sin una toma de conciencia, son capaces de las peores atrocidades entre sí.

Hemos visto como el mal destruye al hombre y a la mujer.

Y hemos de identificar quien realmente hoy representa el mal.  Sabiendo, que se ha manifestado en personajes nefastos a lo largo de la historia del planeta tierra.  Gente que encarna lo peor de la existencia.

Y debemos posicionarnos, y elegir si estamos con el bien, o con su opuesto.

Y tener claro algo muy simple:

Solo la Revolución nos puede salvar del mal.

El socialismo no es perfecto. El socialismo es joven. El socialismo ha cometido, comete y cometerá errores.

Pero es el antídoto. Y lo vamos a defender siempre.

Tenemos la vacuna. Y sabemos que la cura de esta enfermedad que asola el planeta está en nuestras manos.

Algunos dirían Ave María.

Nosotros decimos Patria o Muerte.

 

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